jueves, 12 de julio de 2012

Toca arreglarse, aunque no se quiera

La entrada de hoy no es una entrada de belleza exterior, como las que acostumbro a hacer normalmente, hoy hablaremos del interior, que desde mi punto de vista es esencial para vernos y sentirnos bien por fuera. En estos momentos sobra decir que con el panorama que nos ofrece el país cuesta mucho levantarse, cuidar el aspecto personal y salir a la calle a buscar trabajo, cobrar el paro, o hacer cuentas para poder llegar a fin de mes. Esto es gravísimo, no lo voy a negar, pero es aún peor el clima de desesperanza y de falta de ilusión por el futuro que padecemos una gran mayoría. En estos 33 años de vida que llevo en este planeta no recuerdo un clima de desánimo tan grande, porque está claro que esta no ha sido la única crisis que ha atravesado este país, al menos esto es lo que me recuerda mi madre, que a mediados de los años 80 lo pasó realmente mal, y sin perder el ánimo y la sonrisa me dice que aquí sigue y que piensa seguir dando mucha guerra. Desde aquí, abogo por maquillar el espíritu de esperanza y ánimo, porque de esta vamos a salir seguro, y quiero decir a todos los parados, opositores sin convocatoria, universitarios sin trabajo, mujeres ... que justo antes de amanecer, es cuando más oscura parece la noche, y aunque cueste, en medio de tanta oscuridad una pequeña llama de esperanza puede marcar una gran diferencia. Mi consejo de belleza de hoy se llama esperanza. Maquillemos el alma de esperanza para pasar cuanto antes este camino lleno de espinas.

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