No son tiempos fáciles para mantener paz interior, pero aunque suene un poco paradójico, cuando fuera no acaba de salir el sol, a veces es lo único que nos mantiene firmes y esperanzados, por eso es tan importante cultivar emociones positivas y ecuanimidad de espíritu, porque tras la tormenta, siempre hay calma y un enorme sol. Cuando no he tenido un buen día, o a veces las cosas no terminan de llegar a puerto. Me embadurno el pelo con un poco de aceite de almedras dulces, y mientras actúa, desconecto el teléfono, lleno la bañera y le pongo un poco de gel de lavanda. A continuación me sumerjo, me lavo el pelo y no pienso nada más que en el estupendo olor del baño. Para terminar me hidrato y me pongo una colonia fresca. Las ideas se me aclaran y ya no veo las cosas tan negras.
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